Una tela es una estructura laminar flexible conformada por la unión de hilos o fibras que se entrelazan o unen; puede ser tejida, trenzada o tipo fieltro. Para su conformación se pueden utilizar diversas materias primas, pero las más recurrentes son el lino, lana, algodón, seda (materiales naturales) y el poliéster (materiales sintéticos). Estas pueden comercializarse “crudas”, con algún procesamiento químico o aplicación de pintura para ropa.

Para conformar su trama es necesario enrollarlas en conos que se ubican junto a un telar. Entonces, cada una de las fibras se colocan y son torcidas entre sí, este proceso produce cadenas de hebras cortas que forman un solo cuerpo. La fuerza con que se tuercen, determina las características del material final: con poca torsión se consigue una tela de superficie suave y una más alta generará tejidos duros, resistentes al desgaste.

Al momento de montar las hebras en el telar también se pueden añadir rollos de color para incorporar al entramado. A la base que se utiliza para desarrollar este proceso se le llama bastidor y permite fijar las hebras para una mejor manipulación.

Otro dato interesante es que dependiendo del número de hebras que se utilizan en el entramado, será el peso de la tela. Aunque también hay variaciones marcadas por la procedencia de la materia prima. No será lo mismo una hilaza de algodón que una de cuero sintético.

La historia y proceso de manipulación de las telas es fascinante. Hasta ahora hemos comentado sólo la parte del textil, pero como ya mencionamos, hay otros procesos para dar textura, aplicación de color con pintura para ropa, bordado de ornamentos, adición de patrones, etcétera; todo un mundo de posibilidades para llegar al resultado final.

Si te gustó este breve recorrido por la historia de la tela y te gustaría conocer más de otros materiales, déjanos tus ideas en la cajita de comentarios. Juntos iremos conociendo y develando los secretos. mejores guardados de nuestras prendas favoritas.