Al llegar a México y establecer contacto con su padre, se convenció de que el trabajo tendría que hacerlo el sólo y decidió comprarle a su padre los derechos de la misma.
A partir de ese momento comenzó a fabricar el Colorante Mariposa en un pequeño taller. De noche lo producía y de día salía a venderlo. Con el tiempo y el posicionamiento progresivo del producto, pudo comenzar a crecer y a tener empleados. El Colorante Mariposa empezó a ser reconocido como un producto confiable y necesario en los hogares mexicanos.